"Todos tus sueños pueden hacerse realidad si tienes el coraje de perseguirlos" (Walt Disney)

miércoles, 13 de junio de 2012

El Efecto Pigmalión

“Solo si creemos que podemos conseguir algo, lo conseguiremos”


            El Efecto Pigmalión tiene su origen en un mito griego consistente en un escultor llamado Pigmalión que se enamoró de una de sus  creaciones: Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. El mito continúa cuando la escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita al ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños.




Aplicado a nuestra vida, el Efecto Pigmalión es el proceso mediante el cual las expectativas o creencias que depositemos en una persona, modificarán su comportamiento haciendo que cumpla dichas expectativas. En psicología también es conocido como “Profecía Autocumplida”.
Si esperas que te suceda te va a suceder. La ley de las expectativas establece que todo lo que esperes que te pase con una determinada certeza se convertirá en tu propia profecía de auto cumplimiento. 

David C. McClelland escribió un “Estudio de la motivación humana”, en el cual se encuentra un epígrafe dedicado al efecto Pigmalión. En ese apartado se explica que Rosenthal (1966) demostró como las expectativas o sesgos de un investigador influían en el comportamiento de los sujetos estudiados, independientemente del contexto o ámbito en que la investigación se llevara a cabo.


“Trata a una persona tal y como es y seguirá siendo lo que es; trátala como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser”. Johann W. Goethe.



Aplicaciones del Efecto Pigmalión

Este efecto se ha estudiado y puede aplicarse en casi todos los ámbitos. El ejemplo más conocido es el de un estudio psicológico que se realizó en un colegio. A un grupo de profesores se les hizo creer que una serie de alumnos (elegidos al azar) habían sacado puntuaciones más altas que el resto en unos de test de inteligencia, por lo que estos tendrían mejores resultados. Lo curioso del estudio, es que unos meses después se comprobó que estos alumnos efectívamente habían tenido mejor rendimiento y buenos resultados. Los maestros habían creado grandes expectativas para esos alumnos, de tal forma que su comportamiento se enfocó en que estos destacaran. Los alumnos a su vez, recibieron esas expectativas y condicionados por ellas, aumentaron su rendimiento. 

También se puede aplicar a las empresas. Existe otro estudio en el que se designó un cargo de responsabilidad a un trabajador no cualificado para el puesto y las expectativas tanto de los jefes como de los compañeros hicieron que esa persona no solo desarrollase bien su nuevo trabajo sino que incluso promocionase más aún en la empresa. De la misma manera, existen gerentes que tratan a sus empleados de una forma que hace que estos trabajen muy por debajo de sus posibilidades, bajando considerablemente la productividad de la empresa.

El ámbito familiar también está plagado de ejemplos. El más típico es el de: “mi hijo fulanito es muy bueno, serio, responsable, etc.; en cambio mi otro hijo menganito es un vago, travieso,…”. Inconscientemente estaremos creando unas expectativas para cada hijo que sin duda alguna se reproducirán en el futuro y por desgracia confirmarán nuestras predicciones.

El campo de los deportes tampoco es ajeno a este efecto. Es importantísimo para un deportista de alto nivel el poder desarrollar sus capacidades al máximo y de ahí la importancia que tiene la psicología y el coaching en este campo.

Y no deja de ser curioso el Efecto Placebo que se produce en Medicina. ¿Por qué muchas veces si nos dan un placebo y nos dicen que es un medicamento conseguimos una mejora en nuestros síntomas? La respuesta es simple: el resultado es bueno porque viene de una persona en la que confiamos en temas de salud y además, tenemos unas expectativas depositadas en que los fármacos nos curan de ciertas enfermedades.




Nuestro éxito está condicionado a las expectativas

Es increíble que las expectativas que los demás tengan hacia nosotros, pueden condicionar nuestro éxito o fracaso en nuestros objetivos. Cuando alguien nos alienta, nos motiva y reálmente cree en nosotros, nos empapamos como esponjas de esas creencias y pisamos el acelerador y no descansamos hasta alcanzar el objetivo. Realmentesomos sensibles y permeables a las expectativas de otros, de forma que condicionan nuestras acciones.

De la misma manera, nosotros podemos ejercer un Efecto Pigmalión (EP) sobre las personas que nos rodean y favorecer que estos se desarrollen plenamente en sus objetivos vitales. Es un arma muy poderosa, pero también tiene un doble filo: al igual que un EP positivo puede ser altamente beneficioso, un EP negativo puede dar al traste con las ilusiones y limitar enormemente el potencial de una persona.













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